A pesar de las imágenes y el testimonio de Díaz, la justicia tucumana quiere cerrar la causa con un acuerdo de juicio abreviado mediante el cual los imputados reconocen su responsabilidad y junto a sus defensas particulares y al ministerio público acuerdan el tipo penal y la pena, sin ninguna participación de la víctima. La calificación legal que acordaron no fue por torturas sino por vejaciones, una figura legal contemplada para casos donde un funcionario en “aplica apremios ilegales a una persona o a los presos que guarda”. A ello se suma que no se contempla la inhabilitación del personal policial para ejercer funciones.