Si bien nuestra provincia ha sido escenario de una larga tradición de movilización social, como así también de numerosas represiones estatales, lo que vivimos durante el ilegal e ilegítimo proceso de reforma de la Constitución provincial supera cualquier precedente. Este episodio dejó en claro que el gobierno provincial, lejos de escuchar el clamor del pueblo movilizado en las calles, optó por acallar a través de la violencia, la represión y la criminalización.