“Mar del Plata fue durísimo”, recuerda Ana Falú, arquitecta y directora ejecutiva de CISCSA Ciudades Feministas , “a mí me tocó sostener por ser argentina, y teníamos muchas dudas del apoyo del gobierno, que finalmente lo retiró”. Las delegaciones de mujeres de toda América Latina se encontraban en el hotel Provincial cuando el gerente llamó a Ana para decirle que nadie había pagado los servicios, por lo que había que poner 30 mil dólares si no querían terminar todas en la calle. “Y ahí viene la anécdota del cheque, que fue más bien una estrategia de esas que nos damos las feministas, para ganar tiempo. Yo con cara de póker, le dije ́ningún problema, le hago un cheque´. Y le hice el cheque. Después llamé al banco en Nueva York y dije: ¡Me acaban de robar la chequera; por favor no paguen esos cheques!”. Ana no tenía idea de cómo terminaría la historia. Afortunadamente estaba rodeada de feministas; primero Peggy Andrews le prestó 25 mil dólares, y luego acudieron las directoras de Unifem en Argentina, Ana María Brasileiro, Branca Moreira Alvarez, Guadalupe Espinoza, Mónica Muñoz -“porque hay que nombrarlas”- y pusieron el dinero para devolverle a Peggy y para lo que fuera necesario. “Y con esas mujeres terminamos hermanadas, amigas para siempre, porque depositaron un voto de confianza; y así pudimos realizar el foro en el Provincial”.