Denunciar la gravedad de esos hechos no implica en modo alguno una defensa de la criminalidad organizada y violenta que azota a santafesinos y santafesinas desde hace años. Pero quienes trabajamos y estudiamos hace años estas temáticas, sabemos que la ficción de que la seguridad aumenta en la misma proporción en que se les inflige sufrimiento a las personas presas es una estafa, que no tiene relación alguna con la construcción de una sociedad más segura. Es más, estas puestas en escena de falsas copias del bukelismo, que fueron celebradas por el Ministerio de Seguridad de la Nación comandado por Patricia Bullrich, impiden construir políticas sólidas, eficaces y sostenidas en el tiempo que, con mucha razón, demandan quienes viven en la Provincia de Santa Fe. Esto va de la mano con la propuesta oficial de legislar una política de detenciones masivas, arbitrarias y sin control judicial a través de una reforma del Código Procesal Penal. Nuevamente, si lo que se pretende es eficacia, debe promoverse una política criminal orientada a desbaratar la enorme rentabilidad de los mercados criminales (de armas, de drogas, entre otros) y sus complicidades estatales, que explican buena parte de la violencia en Rosario, y que hoy siguen gozando mayormente de impunidad. Lógicamente, una política criminal verdaderamente eficaz implica afectar intereses mucho más poderosos que los que afecta la propaganda carcelaria grotesca e inconducente. Proponemos un debate que busque políticas eficaces y no mediáticas que solo encuentran sustento en posiciones hiperideologizadas que en nada aportan a la solución real.