El acceso a la información pública es una herramienta clave para el ejercicio de los derechos y la vigencia del sistema democrático. Cuando se asegura que las personas accedan libremente a la información que está en manos del Estado, se generan las condiciones para potenciar la participación ciudadana y su influencia en los procesos de toma de decisiones. Ello hace posible promover mejoras en la calidad de las políticas públicas y el funcionamiento de los servicios públicos, estimular el control cívico sobre los actos de gobierno, la rendición de cuentas por parte de funcionarios y funcionarias, y contribuir a reducir la corrupción. Al mismo tiempo, es también una potente herramienta para que quienes ven vulnerados sus derechos más básicos -incluyendo educación, salud, vivienda- puedan conocer el modo en que se implementan las políticas que deberían asegurarlos, en pos de su efectivo ejercicio. Resulta evidente, entonces, que existe una estrecha relación entre el buen funcionamiento del sistema democrático, la transparencia estatal y los derechos humanos.