En tiempos de “desmemoria”, quienes todavía resistimos (y existimos) a los embates del negacionismo y del fascismo, nos preguntamos: ¿cómo mantenemos viva la memoria? Sabemos que los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla. Ahora bien, ¿cómo hacemos para no olvidar?
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